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El dilema de la SEPI en Duro Felguera, con Ribera, Montero, Valeriano y Sevilla en el alero

SEPI
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La dramática situación de Duro Felguera ha puesto a la SEPI en un brete diabólico: o nacionalizar la compañía asturiana ejecutando sus créditos participativos o instar el concurso de acreedores, dado que la empresa se resiste a solicitar el preconcurso. Las dos son malas, pero el culebrón va mucho más allá y tiene como estrellas invitadas a Teresa Ribera, María Jesús Montero, Jordi Sevilla y Valeriano Gómez.

Aquí ya no se trata de recuperar los 120 millones del rescate de 2021, en el que, por cierto, participó el omnipresente Víctor de Aldama. Y al que Adrián Barbón, socialista presidente de Asturias, añadió graciosamente otros 6 millones. «El dinero del rescate lo perdieron en el momento de dárselo y ellos lo sabían perfectamente», asegura categóricamente una fuente cercana a la compañía.

Aldama Montero
Víctor de Aldama, comisionista del ‘caso Ábalos’. (Foto: EP)

Se trata de salvar los muebles de la mejor manera posible y, ojo al dato que decía Supergarcía, de evitar acabar en el banquillo de los acusados. Máxime con Aldama de por medio, es decir, con implicación de la trama de corrupción que salpica a Moncloa, y cuando se está investigando también las ayudas concedidas a Air Europa. Algo que ha hecho cundir el pánico en la SEPI, como les contamos en OKDIARIO, y que condiciona cualquier decisión.

Ministros implicados

Recordemos que los citados ex ministros Gómez (responsable de Trabajo con Zapatero) y Sevilla -titular de Administraciones Públicas y posteriormente presidente de Red Eléctrica- se sentaban en el consejo de Duro Felguera cuando se concedió ese dinero. Y que la SEPI depende del Ministerio de Hacienda de Montero. Pero el temor es que los propios técnicos implicados en la operación tengan que pasar también por los tribunales.

Sevilla y Gómez sueldos
Jordi Sevilla y Valeriano Gómez.

Las opción más fácil que tiene el holding empresarial del Estado es la de la nacionalización, puesto que tiene dos créditos participativos que suman 100 de los 120 millones citados. Los convierte en acciones, diluye al resto de accionistas que pierden su dinero -es lo que tiene quebrar- y se hace con el 100% del capital (también se puede hacer con una operación acordeón, pero eso es lo de menos).

El problema es: ¿Y después qué? Para que Duro Felguera pueda operar, necesita liquidez, puesto que se ha fundido no sólo el rescate sino también los 90 millones que pusieron los mexicanos Prodi y Mota-Engil. Y los bancos no le prestan ni el paraguas. ¿La SEPI está dispuesta a poner más liquidez, dinero bueno sobre dinero malo, para mantener viva artificialmente una empresa zombie?

Ayudas de Estado

La respuesta es que igual sí. Precisamente para defender que el rescate estaba justificado porque la empresa es viable y así alejar las responsabilidades penales de la SEPI y de los ex ministros. Pero claro, ya no estamos en pandemia y están en vigor las normas europeas de ayudas de Estado que, en teoría, impiden conceder más dinero a Duro Felguera. Pero, acabáramos, ¿quién es la responsable de Competencia en la Comisión y, por tanto, de analizar las ayudas de Estado? ¡Teresa Ribera! A lo mejor resulta que todo encaja.

Teresa Ribera
La nueva comisaria de Competencia, Teresa Ribera. (Foto: EP)

Si no le va a inyectar más liquidez, entonces el único sentido de nacionalizarla es la liquidación ordenada de Duro Felguera. Pero eso es complicadísimo porque, de nuevo, la política se cruzará por medio, «esto no se puede vender», «esto otro se lo vendes a éste por el precio que yo te diga», etc. Todos sabemos lo que pasaría: merienda de negros. Y más pérdidas para el Estado.

Así que, para ese viaje, mejor el concurso de acreedores. Pero siempre que lo pida la empresa (preconcurso), cosa a la que se resiste con uñas y dientes pese a que ha tenido que pedir in extremis el aplazamiento de un pago de 11 millones a la propia SEPI y a la banca hasta enero. Los mexicanos siguen intentando vender la viabilidad de la empresa aunque hace tiempo que nadie les cree.

Reconocer la inviabilidad

Por tanto, tendría que ser la SEPI, como principal acreedor de Duro Felguera, la que inste su concurso de acreedores. Pero, ay amigo, eso implica reconocer que está quebrada y, de nuevo, levantar sospechas sobre la viabilidad de la empresa cuando se la rescató. Otra vez Sevilla y Valeriano en el alero.

No olvidemos que las ayudas del fondo de rescate de la SEPI durante el covid estaban sometidas a dos condiciones de muy dudoso cumplimiento en el caso de la compañía asturiana: que se tratara de una empresa estratégica -algo que la SEPI salvó diciendo que era estratégica a nivel regional- y que sus problemas se derivasen exclusivamente de la  paralización de la actividad provocada por la pandemia, mientras que Duro Felguera arrastraba problemas desde mucho antes. De hecho, fueron los bancos los que forzaron el rescate al negarse a refinanciar su deuda. A eso se puede agarrar cualquiera para llevarlos a todos a los tribunales.

Aldama, Delcy, Ábalos
Pedro Sánchez saludando a Delcy Rodríguez.

Y es que el rescate fue claramente político, como se ha confirmado recientemente cuando se desvelaron los mensajes con los que José Luis Ábalos justificaba ante Pedro Sánchez la visita ilegal de Delcy Rodríguez. En ellos, el entonces ministro de Transportes argumentaba la oportunidad de la visita para que Duro Felguera cobrara los 120 millones -cantidad idéntica a la del rescate- que le debía el Gobierno de Venezuela. Una deuda que no cobró entonces y que sigue sin cobrar, como informó OKDIARIO.

Por tanto, la SEPI se enfrenta a un dilema diabólico en medio del pánico de sus empleados y de los ministros socialistas actuales y anteriores a acabar yendo ‘p’alante’.

Y mientras, el reloj corre para una empresa sin liquidez, acosada por las reclamaciones millonarias (ha tenido que provisionar otros 100 millones por Argelia y Hacienda le reclama 183 más)  y suspendida de cotización, probablemente a perpetuidad. La pena de esta historia son los accionistas que llevan muchos años confiando en la empresa y sus trabajadores, que no tienen culpa de su desastrosa gestión.

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